domingo, 14 de junio de 2009

X


No me quiero morir. No quiero derrumbarme. Y esa luz que en mi brillaba y ese ángel que en mis ojos habitaba, la alegría que colmábame todo el ser, que brotaba como flores de risas, ya todo ha cambiado.

Porque la energía que me alimentaba, que me inspiraba, el sol que me bañaba, la ilusión que acariciaba, la seguridad, el futuro que abrazaba, tenían forma de mujer.

De pronto, nadie enciende la luz. Los destellos
me son insuficientes y no puedo pararme, ¿Qué haría sin ti? mujer, que me ilusionas unos días, que me ayudas a comer y a latir mi corazón, eres única sí, pero llegarán otras, para no morir, y sólo caminando ELLA llegará.

Vivir siempre entre paredes, que adoptan la forma del horizonte, de la cueva en la que estoy,
no poder avanzar, no poder gritar, como en un mal sueño y no puedo llorar.

Ilustración: Gerardo Romero Sainz.

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