domingo, 14 de junio de 2009

Día tal.


Hoy como todos los días empecé bien,
aunque soñé contigo,
no desperté pensando en ti.

Me hice mis ilusiones, me iluminó el día, pero descubrí la fragilidad del ser;
que la muerte nos espera y somos como una flor aplastada,
un perro atropellado, temblé de impresión y lo descubrí.
Sensiblee, temblando. Al ver la muerte frente a mi.

Estuve en mis lugares, aprendí a vivir,
a hablar, a expresarme.
La desnudez frente al espejo, la locura, la paz.

Me llené, como de aire mis pulmones, como de luz mis ojos, como de vida mi ser.

¿Y mi corazón?

Tan llena llegó la noche y el ruido, la voz de fiesta bloqueaba mis sentidos,
remataba alcohol, bullicio, velocidad, carne, locura y también el fin.

El interminable fin. La corta carretera a mi soledad a mi mente contigo, a mi corazón sin ti,
a la muerte sin llanto (extraño el llanto) a la estupidez por ti, al derroche, a las calles oscuras,
a tu ventana sin ti, a no saber a donde ir, a la locura, a mi lugar, a mi lugar que no encuentro,
a la locura, a la locura, al llanto forzado, a la triste espera de nada.

Sin ti.
A pensar que te soñaré, a soñar que te veré, a saber que mañana el día será mejor, será otro más, sin ti, pero sabiendo que al llegar la noche irremediablemente estaré aquí, pensando en ti.

16/07/05

Ilustración: Gerado Romero Sainz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario