domingo, 30 de enero de 2011

Mientras dormías

Cada noche le susurro a la luna tu nombre, lo repito con tanta fe que la luna se llena y nos ilumina, le pido me deje meterme en tus sueños, discutimos, esa misma luna que tu ves, bajo la cual estamos los dos, me hace sentirte aquí, pero no puedo soñarte si tu no me dejas dormir.

Les cuento de ti a las estrellas, de cuando de conocí y a cada una le doy una razón para quererte, me dicen que no hay que perseguir al amor, la gente sigue a las estrellas y nunca las alcanza, pero ellas siempre están ahí, como el amor. Yo les muestro mi corazón, y ellas brillan aún más, saben de lo que hablo, mi único deseo es que algún día también lo sepas tú y brillemos juntos.

Escucho tu voz en este silencio tan oscuro, yo no necesito hablar más. ¿Por qué tú no me conoces? Le pido te haga entender, en tus momentos silenciosos, el por qué es tan escandaloso mi corazón.

En la noche los sueños se hacen realidad, no existen imposibles, tu te haces eterna y jamás haces falta aquí.
La oscuridad no es ciega, ve mi dolor, siente mis puños cerrados, y yo le pido que siempre me permita hacerte feliz, llenarte de luz.

Me pregunto donde vive la noche, para visitarla y pedirle que nunca más se duerma, que me deje soñar, porque siempre sueño contigo. Se que mi corazón jamás se va a morir, quiero pedirle a la noche que lo mate su frío. Porque de nada sirve a veces amar, no de este modo, solo en la noche, está noche que quiero que siga a los dos, pero solo yo sigo despierto.

Ya repasé mil veces nuestra historia, me he vuelto a enamorar un millón de veces más, te encuentro detalles en los detalles, este amor es poco para la maravillosa persona que eres, y mis versos son pobres, lo se, cuando en cierto momento que hasta la luna y las estrellas duermen, me siento destrozado, puedo más allá de mis lágrimas escuchar como llora mi corazón. Me dice no más.

Que castigo tan grande es haberte conocido, cierro los puños con tanta fuerza y le grito al cielo, me desvanezco ¿Qué es lo que necesito? ¿Que me hace falta? ¿Me darás una oportunidad?

Estoy seco, marchito y destrozado, y sin embargo lo poco que me queda de fuerza la uso para sonreír.
 En medio de esta locura silenciuosa, puedo encontrar un lugar y dormir tranquilo, todavía soy el tipo más afortunado del mundo, y pronto podré verte, otra vez.

Todo esto y más generas en mi, Alejandra, pero no lo sabes, porque estás dormida.

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