domingo, 17 de octubre de 2010

Balance.

Y entonces me di cuenta que las historias no tienen final, sólo tienen principio; que la distancia no es cuestión de kilometros sino de interés, estando tan cerca, nuestros corazones estaban tan lejos, corriendo a lados opuestos, tú con tus emociones pasajeras, deseos momentaneos, viviendo como veleta; tú hablabas con la boca yo siempre hablé con el corazón.

Y es tan sencillo saber las razones, aquí no hubo madurez, ni decisión, no hubo compromiso ni interés... pero hasta entonces me di cuenta. Tanto pude hacer pero cuando alguien no quiere que hagas nada, corres bajo el fango.

Tiemblas, hay nervios, ansiedad, desilusión, lágrimas secas, negras, punzantes, quemantes, que se pasean por todo tu cuerpo y se evaporan en tu corazón, hay latidos tan fuertes que no te dejan dormir y hay suspiros
 que casi te rompen el pecho, saber que has vivido envuelto en una ilusión y que en tu estúpida historia de amor siempre  has estado solo.

¿Que tanto valor tiene para ti una persona a la cual llamas un miércoles a las 5 de la mañana y que valor tienes tú para esa persona si en 17 minutos acude a tu llamado, ¿Me entiendes?

¿Y que harías si tienes enfrente a la persona más hermosa, maravillosa y a la cual amas con todo tu ser?

Me dijiste una vez que ya no había caballeros ni personas románticas, que el único era yo. Después de tus novios y no se cuantos besos me doy cuenta que aquí el único pendejo también sigo siendo yo.


El único pendejo que cree en ti, que te acepta con tu memoria de teflón, que te entiende, que te siguió amando después de que lo negaras en tu primera despedida, cuando estabas con otro hombre, que pudo viajar 3 veces en este año pero tu estabas en otra cosa que ahora ya no existe y que cuando fue tú ni enterada, otra vez estabas en tu mundo; el único pendejo al cual dijiste amar también, dedicaste canciones, le diste cuerda a su tonto corazón y en la única carta que le escribiste confesaste un beso con un tarado que te babeó, soy el mismo pendejo que tan sólo quería verte y esperó varias horas, que gran mierda estar a unos metros de ti, pero a galaxias de tu corazón y tú ni saliste, todo quedó en incertidumbre, y tú te quedaste en tus cosas, porque simple y sencillamente no querías verme. Yo siempre te hablé con la verdad.

Hay sentimientos y emociones que duran una noche, meses o años, y hasta que mueres sigues en esa montañita rusa de sensaciones, desgraciadamente lo que yo siento es infinito y eterno, y tu no lo comprendes ni lo quieres comprender, quedemonos pues con lo que a cada uno nos haga feliz.

Y no me confundí, y no me arrepiento, simplemente desperté de la peor manera, pero lo hice y eso es reconfortante, siempre me ha gustado traer los ojos abiertos, vivir el ahora, amarte sin condición, y nunca antes había deseado no verte ni saber de ti, discúlpame si en algún momento te incomodé y por favor se feliz.

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